ESTADOS UNIDOS
REFLEJOS EN UN OJO DORADO - CARSON MCCULLERS
«En ese lugar solitario el soldado desensillaba siempre al caballo y le dejaba suelto. Luego se desnudaba y se tendía sobre una peña ancha y plana en el centro de la pradera. Porque había una cosa sin la cual el soldado no podía vivir: el sol. Hasta en los días más fríos se echaba desnudo y quieto sobre la peña y dejaba que el sol penetrase en el cuerpo. Algunas veces se subía de pie, desnudo, a la roca, y saltaba sobre el caballo a pelo. Su caballo era un penco del ejército que, con cualquier otro que no fuera el soldado Williams, sólo sabía moverse de dos maneras: o con un trotecillo perruno o con un galope lechero. Pero al montarle el soldado se operaba un cambio asombroso en aquel animal: galopaba con estilo y braceaba y hacía alegrías con altiva elegancia. El cuerpo del soldado era de un color tostado y dorado, y al montar se mantenía erguido. Así desnudo resultaba tan delgado que podían verse las curvas de sus costillas Y cuando galopaba de aquel modo en la luz del sol, había en sus labios una sonrisa sensual y salvaje que hubiera sorprendido a sus compañeros de cuartel»
Reflejos en un ojo dorado - Carson McCullers
Las obsesiones, las manías, las debilidades y los deseos, son tan solo algunas de las emociones y sensaciones humanas que transitan en esta novela de McCullers. Temas polémicos y controvertidos, aun hoy en día, pero principalmente en los años cuarenta cuando fue publicada, temas como la infidelidad y la homosexualidad son retratados aquí por la autora, con claridad, pero no una claridad ruda, a pesar de la crudeza de las situaciones, sino una claridad sutil, imágenes despojadas de censura, arropadas simplemente por la realidad, pero esa que le recuerda al lector que ese tipo de situaciones hacen parte de la humanidad, que todo ser tiene sus debilidades y sus luchas.
La historia se desarrolla en una base militar del Sur de los Estados Unidos. El soldado Williams, objeto del odio del Capitán Penderton, ese odio que se encuba en los deseos reprimidos, en la frustración de no sentirse capaz de superar sus límites, ese odio abrumador e indomable que parece convivir o gestarse paralelo a la pasión. Ambos personajes enfrentan sus demonios con las armas que encuentran a su alcance, las que les permiten sobrevivir en un mundo que los estandariza en un modelo que no es el suyo.
Leonora Penderton, bella e infantil; su amante pusilánime, la frágil esposa de este y su particular criado, completan el elenco de una obra que es la vida misma, donde sus personajes se buscan observando a los otros, amando y odiando a los otros, reflejándose en ellos, buscándose sin querer encontrarse, sin querer aceptar los reflejos que encuentran en esos otros.
Con un lenguaje sencillo y pausado, haciendo uso de un narrador omnisciente, McCullers logra imágenes tan crueles como hermosas y perfiles tan crudos como humanos, manteniendo la tensión y la expectativa a lo largo de la obra, esa sensación de que algo malo está por ocurrir.
Esta novela fue llevada al teatro en 1963 y al cine en 1967.
Reflejos en un ojo dorado
Autora: Carson McCullers
Editorial: De bolsillo
Formato: Tapa blanda
Páginas: 90
tomada dehttps://www.elespanol.com
Lula Carson Smith (Columbus, EEUU 1917 - Nyack, EEUU 1967) Escritora estadounidense. Estudió escritura creativa en la Universidad de Columbia y en el Washington Square College, estudió piano desde los cinco años.
Su vida giró en torno a la música y la escritura, publicó desde temprana edad. Incursionó en la dramaturgia, escribiendo teatro y trabajando en la adaptación de varias obras.
Fue ganadora de la beca Guggenheim y de la American Academy of Arts and Letters, también fue distinguida con el premio al mérito por la revista Mademoiselle como una de las mujeres más influyentes de los Estados Unidos y como una de los mejores escritores de post guerra por la revista Quick.
Entre sus obras se encuentran: El corazón es un cazador solitario, La balada del café triste y Frankie y la boda, Iluminación y fulgor nocturno y Reloj sin manecillas.
Su vida giró en torno a la música y la escritura, publicó desde temprana edad. Incursionó en la dramaturgia, escribiendo teatro y trabajando en la adaptación de varias obras.
Fue ganadora de la beca Guggenheim y de la American Academy of Arts and Letters, también fue distinguida con el premio al mérito por la revista Mademoiselle como una de las mujeres más influyentes de los Estados Unidos y como una de los mejores escritores de post guerra por la revista Quick.
Entre sus obras se encuentran: El corazón es un cazador solitario, La balada del café triste y Frankie y la boda, Iluminación y fulgor nocturno y Reloj sin manecillas.