Farallones de Cali

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martes, 25 de agosto de 2015

Lugares: Bogotá, Colombia

Barrio La Candelaria - Bogotá


Al salir por la puerta del avión lo primero que sentís es un viento frío que te atrapa; para algunos molesto, se colocan sacos, bufandas y hasta gorros (los he visto, aunque la temperatura promedio sea de 14ºC), para otros como yo, muy agradable, aunque soy de tierra caliente (calentana dicen los bogotanos).

Bogotá, es una ciudad llena de matices, tal vez, creo yo, porque gran parte de sus habitantes no son bogotanos. En todo lugar encuentras personas de los más apartados rincones de Colombia y hasta del exterior, creería yo que es la única ciudad del país que puede llegar a llamarse metrópoli.

Visitar Bogotá es un plan muy agradable para quienes gustamos de eventos culturales, museos, teatros, exposiciones… también de la arquitectura, la historia, la gastronomía y otro sin número de actividades que se pueden realizar en la capital del país.

Dicen que su gente es fría como el clima y siendo sinceros, tiene algo de verdad, el ambiente de Bogotá se respira como fuera del trópico, por su clima, sus 2.600msnm, su tamaño, los problemas de movilidad, porque se vive con rapidez, todo el mundo anda en sus cosas, las distancias son grandes, en fin, por tantas cosas que finalmente aquejan a las ciudades muy grandes (Bogotá tiene más de 8millones de habitantes), pero cuando las personas entran en confianza, son amables y colaboradoras como las del resto del país.

Algunos sitios para visitar en Bogotá: Museo Nacional de Colombia, Museo del Oro del Banco de la República, Museo Claustro de San Agustín, Museo Casa de la Moneda, Museo Botero, Museo Quinta de Bolívar, Planetario Distrital, Cerro de Monserrate, Plaza de Bolívar, Barrio La Candelaria, Maloka, Biblioteca Nacional, Biblioteca Luis Ángel Arango, Teatro Colón, Parque de la 93 (zona gastronómica).

El centro de eventos Corferias tiene un amplio programa de actividades durante todo el año, allí entre otros se realiza la FILBO (Feria Internacional del Libro de Bogotá) y el ArtBo (Feria de Arte). La ciudad también cuenta con otros grandes eventos como el Festival Iberoamericano de Teatro, Rock al Parque y en los últimos años también el Salsa al Parque, entre otros.

La movilidad en la ciudad es un poco complicada, transportarse en taxi sería lo ideal cuando no se conoce muy bien, pero las distancias lo hacen costoso, además los trancones generan pérdida de tiempo. La mejor opción, mapa en mano, es el Transmilenio, en horas no pico obviamente (en horas pico no cabe una persona en él), las estaciones tienen mapas de ruta muy claros y completos para saber en cual ruta desplazarse de un sitio a otro y los carriles exclusivos de este sistema masivo ayudan a contrarrestar el alto tráfico vehicular de la ciudad. Importante: si uno llega a la ciudad en su vehículo, debe informarse sobre los días y horarios de pico y placa, para no ser objeto de una multa de tránsito. (la medida contempla que cada día de la semana determinadas placas de vehículos no pueden transitar en ciertos horarios).


Llenándose de paciencia y armándose de saco y sombrilla, se puede disfrutar de toda la oferta cultural, gastronómica, arquitectónica y recreativa que ofrece Bogotá, vale la pena visitarla.


El Museo Nacional de Colombia, que este año 2015 está celebrando sus 192 años:







En el Museo del Oro del Banco de la República se pueden apreciar hermosas piezas precolombinas:




El Museo Claustro de San Agustín, perteneciente a la Universidad Nacional de Colombia:


Museo Quinta de Bolívar:



El Santuario de Monserrate ubicado en uno de los cerros tutelares de la ciudad donde se accede por teleférico, funicular o caminando:



Flora en el Cerro de Monserrate:


Vista desde el teleférico:
Vistas desde el Cerro de Monserrate:



Biblioteca Luis Ángel Arango:





En el Barrio La Candelaria encontramos un restaurante de comida mexicana muy bueno: Enchiladas



Teatro Colón:


Arquitectura del centro histórico:



martes, 18 de agosto de 2015

Lugares: Piangüita

A solo 115Km de Cali y por una carretera que va mejorando a raíz de las obras de infraestructura que aún se realizan, llegamos a Buenaventura, el principal puerto de Colombia sobre el Océano Pacífico, un lugar de gran movimiento comercial, donde se maneja la mayor parte de la carga que entra o sale del país. (Pero lastimosamente descuidado en otros aspectos).

Parte del territorio de Buenaventura es continental y otra parte se encuentra en una isla, conectados ambos  por un puente vehicular. Allí llegamos al muelle turístico hace unos meses. Dejamos el auto en el parqueadero vigilado, que no es muy costoso y se pueden dejar los vehículos por varios días, para luego embarcarse en las lanchas que van a los diferentes pueblos costeros donde solo se accede por el mar.

Vista de Buenaventura

El aire costero es “espeso”, salino, pegajoso, caliente, pero estas características van encendiendo en los que somos del interior el deseo de descanso, de cambio de rutina y nos contagia de la alegría, el sabor y el espíritu rumbero de los habitantes del pacífico, en su mayoría afro descendientes.

Quien vaya a Buenaventura o a sus pueblos aledaños, no puede dejar de saborear un buen plato típico. El viudo de pescado, la cazuela de mariscos, el sudado de piangua, las chancacas, las cocadas, el borojó, el chontaduro y el arrechón, son algunas de las delicias culinarias de la región.

Partimos entonces en lancha y luego de 30 minutos aproximadamente, arribamos a Piangüita, un pequeño asentamiento a orillas del mar, que vive principalmente de la pesca y el turismo.



El hospedaje es en cabañas o pequeños hostales, no hay grandes hoteles ni nada similar, todo es muy sencillo, autóctono, nada de lujos.

La playa es pequeña y solo utilizable una parte del día (en la mañana y hasta entrada la tarde-noche) pues al subir la marea, desaparece la playa. Un fenómeno natural que no en todas las playas es tan fácil de apreciar como allí. Es así como el sitio en donde estabas tomando el sol, media hora después de llegada la marea, le empieza a pertenecer totalmente al mar.

Va subiendo la marea (el límite son los troncos)

Ya ha desaparecido la playa

También lo que hayas olvidado o arrojado al agua, una botella con mensajes, una piedra, una concha que encontraste, o la basura que lastimosamente también arrojan algunos, se los lleva el mar. Pero a la mañana siguiente, ese mismo mar los devuelve (gracias a esto, mi hija recuperó el zapato que se le había caído), y es por este fenómeno también, que todo lo que los irresponsables turistas y lo que algunos insensibles moradores del lugar arrojan al mar como si fuera un botadero, termina a orillas de la playa cada mañana y si no se toman las medidas necesarias, llegará el día en que se pierda el atractivo natural de las mismas y el abandono y la inconsciencia tomen su lugar.

Piangüita está rodeado por bosques tropicales desde donde según nos informaron se puede acceder a otros pueblos vecinos y hay senderismo, pero por diversas razones, sobre todo de tiempo,  no pudimos explorarlos.


La arena es oscura, relajante, suave, más suave que la de las playas del Atlántico, como si sus gránulos fueran mucho más pequeños y se deslizaran más fácilmente por las manos, por el cuerpo. El agua también es menos salada que la del Atlántico, o por lo menos eso fue lo que percibieron nuestros sentidos (no he hecho ninguna investigación al respecto).

Sentarse a la luz de la luna, a orillas del Pacífico, escucharlo, apreciarlo y sentirlo, es una experiencia muy especial.

Vale la pena conocer nuestro Pacífico Colombiano, pero sobre todo vale la pena que fijemos nuestros ojos en él buscando su conservación, para mejorar su limpieza, para generar proyectos turísticos socialmente responsables y sobre todo ecológicamente responsables.