A unas 15 horas
saliendo desde Cali y pasando la frontera, llegamos a la capital de Ecuador:
Quito. Una ciudad asentada en medio de montañas y volcanes, a 2.850msnm, con un
clima frío pero agradable, hermosa arquitectura colonial, una riqueza en arte religioso
muy importante, conocido como el arte quiteño, así como una rica cultura
indígena representada en sus artesanías, su gastronomía, costumbres y en los
rasgos de gran parte de sus habitantes.
Una ciudad en general
tranquila, con cerca de 2millones de habitantes, fácil de recorrer en transporte público, que
además es muy económico, ya sea el trolebús (una especie de tranvía), el
metrobús (transporte masivo integrado) o los taxis. También hay un tranvía antigüo para recorrridos turísticos.
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Trolebus |
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estación del metrobus |
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Tranvía turístico |
Existe una
muy buena oferta hotelera, nosotros nos hospedamos en un hostal “Yellow House”,
ubicado en la Mariscal Foch con Juan León Mera, que nos recomendó un primo que vive en
Quito y totalmente recomendable a quien busque un hospedaje cómodo, agradable,
familiar, bien ubicado y además económico.
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Hostal Yellow House |
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Entrada del hotel |
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Interior del hotel |
El sector donde nos hospedamos tiene un movimiento
comercial continuo y sobre todo bastante movimiento nocturno, restaurantes,
bares, discotecas se funden en un ambiente alegre, desparpajado y activo.
A una cuadra del hotel estaba el parque Foch y una cuadra
más allá descubrimos una pequeña librería de usados, perteneciente a un inglés
que se reúne allí con otros extranjeros como en una pequeña tertulia,
rodeados de libros en diferentes idiomas y un ambiente muy
agradable.
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Parque Foch |
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Librería inglesa |
El sector histórico donde se encuentran numerosas
iglesias, parques, sitios hermosos de arquitectura colonial, oferta artesanal y
algo de oferta gastronómica, es visitado por personas de muy diversas
nacionalidades y sobre todo en Semana Santa, fecha en la que estuvimos allá, es
bastante concurrido pues la celebración es muy especial y reconocida como una
de las mayores tradiciones religiosas de América.
Me llamó muchísimo la atención la iglesia de la Compañía de Jesús, su decoración detalladamente trabajada, barroca, llamativa.
Esta parte histórica de la ciudad es encantadora, muy similar
a la de ciudades colombianas como Popayán, donde se percibe el influjo español
en la arquitectura y el marcado espíritu religioso.
Las calles atiborradas de gente, turistas observadores,
quiteños en sus oficios religiosos de Semana Santa y vendedores de todo tipo,
hacían difícil los desplazamientos o el ingreso a los diferentes sitios,
museos, iglesias, atractivos históricos o arquitectónicos.
Hay varios museos, en uno de ellos había una hermosa exposición de arte mexicano:
También se pueden encontrar sitios muy agradables al aire
libre donde degustar un chocolate caliente con queso, café, vino o cocteles,
pasteles u otras delicias culinarias. Uno de ellos, en la Plaza de San
Francisco, colinda con una tienda de artesanías que se extiende por unos
túneles subterráneos donde se pueden encontrar todo tipo de objetos de recuerdo
o para regalo.
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café en la Plaza San Francisco |
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túneles del almacén de artesanías |
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un salón de la tienda de artesanías |
Visitamos el Museo Arqueológico, ubicado dentro de la
ciudad, en una extensa zona verde donde se encuentran hallazgos de culturas precolombinas
y donde aún faltan exploraciones por realizar. Allí se puede apreciar cómo eran
los asentamientos de los nativos de estas tierras, sus costumbres, su forma de
vida. También se recrean los caminos por los que transitaban los indígenas para
ir a otros sitios a comercializar sus productos, eran como especie de túneles subterráneos
formados a través del bosque y a fuerza de miles de pisadas que iban hundiendo
la tierra, formando estos surcos profundos, que los protegían del sol pero que
también pudieron convertirse en trampas mortales, pues eran estrechas y los
hacían presas fáciles para animales salvajes o inesperados derrumbes. Caminar
por este sendero, silenciosamente es como estar en una máquina del tiempo, uno
se transporta, se siente en aquellas lejanas épocas en comunicación con esas
culturas pasadas y desconocidas.
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Recreación de un camino indígena |
La ciudad también cuenta con un teleférico que lleva a la
cima de la Cruz Loma a más de 4000msnm,
desde donde se puede apreciar una gran vista de la ciudad y de las montañas que
la rodean, muchas de ellas volcanes como el Pichincha y el Atacazo, allí
también hay un sendero para caminatas ecológicas y muchas personas suben a
practicar parapente. El viento frío se cuela en los cuerpos, el aire penetra en
los pulmones, muchas personas se sienten un poco ahogadas, pero se detienen,
respiran profundo y continúan la marcha, subiendo despacio, buscando llegar lo
más alto posible, a ese sitio desde dónde se observa como el horizonte se funde
con el cielo.
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sendero ecológico |
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Vendedora en la cima de la montaña |
Otras fotografías del centro histórico:
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grupo de estudiantes extranjeros |