Libro de la cuentista y premio Nobel canadiense
Alice Munro, compuesto por 10 cuentos y un apartado final en cuya introducción
la autora nos aclara que se trata de relatos autobiográficos:
“Las cuatro últimas piezas de este libro no son
exactamente cuentos. Forman una unidad distinta, que es autobiográfica de
sentimiento aunque a veces no llegue a serlo del todo. Creo que es lo primero y
lo último –y lo más intimo– de cuanto tengo que decir sobre mi propia vida”
Munro hace de la cotidianidad algo distinto,
peculiar, sus cuentos son el reflejo de pequeños detalles de la vida que pasan
desapercibidos pero guardan una gran riqueza literaria para quien es un buen
observador como ella.
Son cuentos bien trabajados, claros, interesantes,
aunque algunos finales se sienten como parte de un “continuará…” y nos dejan
muchas veces el final a nuestra imaginación.
El aparte autobiográfico es muy interesante porque
nos permite conocer detalles importantes que forjaron a la excelente escritora
que es Alice Munro, detalles cotidianos, paisajes sencillos y comunes, pero que
unidos a un espíritu sensible y unos sentidos abiertos lograron una imaginación
y una creatividad envidiables.
“Vivía, de pequeña, al final de un camino largo, o que a mí me parecía
largo. Al volver a casa de la escuela, y más tarde del instituto, dejaba atrás
el pueblo de verdad, con su trajín y sus aceras y las farolas para cuando
oscurecía. Marcaban el final del pueblo dos puentes sobre el río Maitland: uno
estrecho de acero, donde a veces los coches no se ponían de acuerdo sobre quién
debía ceder el paso, y una pasarela de madera en la que de vez en cuando
faltaba un tablón, con lo que al fondo se veían las aguas brillantes,
presurosas. A mí me gustaba mirarlas, pero con el tiempo siempre venía alguien
a reponer el tablón” - Del Cuento “Vida Querida”
que da nombre al libro.
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