Un libro con un valor
inigualable para mí, es un relato sentido y sincero que hace Sábato sobre su
propia vida, desde su infancia, su etapa racional por así decirlo, cuando era
físico matemático y llegó a trabajar en los laboratorios Curie, un científico
con todo un futuro por delante, pero que decidió dar un giro de 180 grados a su
vida y seguir lo que su corazón y sus más profundos deseos le dictaban y como
el mismo dice “aterrizó” en la literatura, para bien de todos los que admiramos
esa faceta suya.
Hacia el final de su vida y
debido a problemas visuales, volvió a la pintura, su afición desde que era
niño, algo que también admiro.
Un hombre con una
sensibilidad especial, humano, solidario, que sufría con la situación de la
humanidad, del mundo, de los más necesitados.
Un ser humano imperfecto,
como lo somos todos, pero un gran referente de vida.
Un libro que vale la pena leer, sobre todo quienes gustan de las obras autobiográficas.
“Nunca tuve buena memoria,
siempre padecí esa desventaja; pero tal vez sea una forma de recordar
únicamente lo que debe ser, quizá lo más grande que nos ha sucedido en la vida,
lo que tiene algún significado profundo, lo que ha sido decisivo –para bien y
para mal- en este complejo, contradictorio einexplicable viaje hacia la muerte
que es la vida de cualquiera. Por eso mi cultura es tan irregular, colmada de
enormes agujeros, como constituida por restos de bellísimos templos de los que
quedan pedazos entre la basura y las plantas salvajes. Los libros que leí, las
teorías que frecuenté, se debieron a mis propios tropiezos con la realidad.
Cuando me detienen por la
calle, en una plaza o en el tren, para preguntarme qué libros hay que leer, les
digo siempre: “lean lo que les apasione, será lo único que los ayudará a
soportar la existencia””.
“Sí, muchachos, la vida del
mundo hay que tomarla como la tarea propia y salir a defenderla. Es nuestra
misión.
No cabe pensar que los
gobiernos se van a ocupar. Los gobiernos han olvidado, casi podría decirse que
en el mundo entero, que su fin es promover el bien común.
La solidaridad adquiere
entonces un lugar decisivo en este mundo acéfalo que excluye a los diferentes.
Cuando nos hagamos responsable del dolor del otro, nuestro compromiso nos dará
un sentido que nos colocará por encima de la fatalidad de la historia”
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